Se acaban de cumplir 15 años desde que empezase a circular el AVE Madrid - Sevilla.
Ello supuso recorrer los 471 km de distancia en tan sólo 2h 30 min, logrando un servicio claramente competitivo con el avión, lo cual sirve además para justificar una inversión tan importante.
Su radical importancia se demuestra en la tabla introductoria donde se exponen los tiempos de recorrido de un tren comercial entre la capital y algunas de las ciudades más alejadas de la misma. Es clara la ventaja de las ciudades con AVE, así como la desventaja de aquellas marginadas por el ferrocarril (Galicia una vez más).
En Galicia no tenemos tanta suerte.
En Galicia se está construyendo un Eje Atlántico de Alta Velocidad, obra que los poíticos venden como el desarrollo de las infraestructuras en Galicia. Sin embargo este eje ni tendrá ancho internacional (clave para poder desarrollar altas velocidades) ni estará electrificado (fundamental para, además de desarrollar las altas velocidades, no tener que cambiar de locomotora, o sea, perder media hora, en una conexión con la meseta) cuando, con mucha suerte, se finalice en 2010.
Para la conexión con Madrid habrá que esperar mucho más (bendito Plan Galicia). Cuando llegue la conexión de AVE entre Galicia y la meseta (2020 seguramente, ya que hay zonas sin tan siquiera proyecto) será con más de 10 años de retraso respecto al resto de CCAA españolas, exactamente igual que ocurrió no hace mucho con las autovías.
Las carencias en infraestructuras y el retraso con que llegan a Galicia no hacen sino impendir que esta comunidad converja con españa, a pesar de seguir siendo Región Objetivo nº1 de la UE.
Para muestra un botón: basta VOLVER a recordar cuánto se tarda en tren actualmente entre la capital y algunas ciudades españolas (las distancias están aproximadas por carretera).